Autoexigencia disfrazada de autocuidado
¿Te ha pasado que incluso cuando haces todo lo que se supone que “deberías” para cuidarte, sigues sintiéndote agotada? Te levantas temprano, entrenas, comes sano, haces journaling, meditas… pero en vez de sentirte en paz, hay una sensación de agotamiento, de estar forzándote más que cuidándote. Esto le ocurre a muchas mujeres. Y no es porque lo estén haciendo mal, sino porque muchas veces caemos en la trampa de confundir el autocuidado con otro deber más. Vivimos en una cultura que convierte incluso el bienestar en una exigencia. El problema no está en los hábitos que eliges, sino en el motivo por el que los haces. Si lo haces desde la culpa, desde el "tengo que", desde la sensación de no ser suficiente, entonces no es autocuidado: es presión. Y eso agota. Hay señales claras: sientes culpa si un día no entrenas, haces meditación con prisa o sin ganas, intentas seguir rutinas que no encajan contigo y te frustras si no puedes cumplirlas. En lugar de escucharte, sigues una lista. Pero el verdadero autocuidado no debería exigirte más. Debería devolverte energía. A veces cuidarte es dormir más, comer con calma, decir que no, llorar, o simplemente no hacer nada. El autocuidado real es flexible, humano y se adapta a ti. Para empezar a cuidarte desde otro lugar, pregúntate: ¿para qué hago esto? ¿Para conectar conmigo o para sentirme válida? Escúchate antes de actuar, suelta la idea de hacerlo perfecto y date permiso para parar. Recuerda que tu valor no depende de tu rendimiento, y que el bienestar no se consigue a base de castigo, sino de comprensión. En Bienestar con alma acompaño a mujeres que quieren sentirse bien sin exigencias, que están listas para cuidarse con alma y no con presión. Si te sientes reflejada, agenda tu primera sesión conmigo. Empieza a cuidarte distinto. 📩 bienestarconalma11@gmail.com
5/9/2025