La trampa del “yo puedo sola” y cómo empezar a pedir ayuda

Durante mucho tiempo nos han hecho creer que ser fuertes es hacerlo todo solas. Que pedir ayuda es una debilidad. Que si tú puedes con todo, vales más. Muchas mujeres llevan esta idea tatuada en su forma de vivir: resuelven, sostienen, se callan, aguantan. Pero por dentro, están cansadas. Porque esa fuerza mal entendida se convierte en aislamiento, en autoexigencia, en soledad emocional. El “yo puedo sola” a veces no es fortaleza, es una barrera. Una defensa que has creado para protegerte, pero que también te impide recibir. Pedir ayuda no significa rendirse. Significa reconocer que no nacimos para sobrevivir solas. Que no podemos ver todo desde dentro. Que a veces necesitamos otra mirada, una mano, una pausa, una guía. Reconocer que no puedes más no es fallar. Es ser honesta contigo. Y eso sí es fortaleza. Cuando no pides ayuda, cargas con más de lo que te corresponde. Te encierras en tu cabeza, te frustras contigo misma, y acabas agotada sin entender por qué. Pedir ayuda no siempre significa ir a terapia o hacer un proceso profundo. A veces es hablar con alguien que te escuche de verdad. Otras veces es permitirte descansar. O delegar. O escribirle a esa persona que te puede acompañar sin juicio. Lo importante es que rompas la creencia de que cuidarte significa callarte. Cuidarte también es decir “no puedo con todo”. Es darte el permiso de no saber por dónde seguir. Es abrir una puerta para que entre otra energía, otra mirada, otra forma de hacerlo. En Bienestar con alma acompaño a mujeres que se sienten agotadas de sostenerlo todo solas. Mujeres que ya saben mucho, que han leído, han probado… pero no consiguen avanzar. A veces no se trata de más información. Se trata de alguien que te ayude a ver lo que tú sola no ves. Si estás cansada de luchar contigo, de sentir que no puedes pero tampoco sabes cómo soltar, agenda tu sesión conmigo. No estás sola. Y no tienes por qué hacerlo todo tú. 📩 bienestarconalma11@gmail.com